Recuperar mi recuerdo

 
 Hola, buenos días, ¿qué desea? 
 Venía a recoger un objeto que dejé aquí hace tiempo. 
 ¿Tiene el resguardo? 
 No, lo siento, lo perdí. 
 ¿Tiene al menos algún comprobante? 
No, solo me dieron un resguardo y lo perdí. 
¿Su nombre? 
No lo registré por mi nombre real. 
¿Ah no? 
No, me pidieron un nombre y yo les di uno. 
¿No lo compararon con su nombre real? 
Que yo recuerde, no. 
¿Pues ya me dirá como le puedo ayudar? 
Busqué por el nombre que di y asunto zanjado. 
No es tan fácil, si usted no me puede confirmar qué es la misma persona que figura en el resguardo, no le puedo entregar nada. 
¿Porqué no puede entregarme algo que es mío? 
Por que ni usted mismo puede acreditar que es la misma persona del resguardo. 
No necesito acreditar nada, busqué por D.. y verá que solo existe un objeto a ese nombre. 
Vamos a ver, ¿ha dicho D..? 
Si, he dicho D... 
Efectivamente, aquí me sale algo, dice que fue introducida en el almacén en la fecha entregada por un tal D... ¿Tiene algún documento que acredite que usted es D..? 
No, ya se lo he dicho, D... es un nombre escogido al azar. Ni yo mismo sabía que tendría que dar un nombre, pensaba que me darían un número y listos. 
Los números están anticuados hoy en día. Ya casi nadie los usa, dicen que son cosa del pasado. 
Con números el mundo iría mucho mejor. 
En eso tiene toda la razón, señor...¿perdone no recuerdo su nombre? 
S... 
Señor S... eso es. ¿Tiene algún documento que certifique que usted es el señor D..? 
Ya le he dicho que no lo poseo pero que soy yo. 
¿Y alguno que confirme que usted es el señor S..? 
Tampoco. 
¿Entonces como puedo ayudarle? 
Dándome la pieza que existe en su registro a nombre de D...
No puedo hacer eso.
¿Porqué?¿Dígame porqué?
Por que usted no es D... No puede acreditarlo. 
Pero le digo que soy yo, D... es un nombre inventado. 
¿Como puedo demostrarlo si no tiene ningún documento que lo certifiqué? 
Debe creerme, es la verdad. 
Mi deber dice otra cosa. 
 Escuche una cosa, ¿cuantas personas han dejado un objeto como el mío en todos estos años? 
No sé lo que dejó usted. 
Le diré que es algo de lo que me desprendí hace años aunque conservo su recuerdo sobre mi piel. 
Perdone pero no acabo de entenderle. 
No es mi intención hacerle entender,
                                             mi intención es recuperar mi recuerdo.


 


Paco hijo de Lucía




Al verle he entendido que no sé tocar la guitarra. 
Mark Knopfler.


    Decís que soy una leyenda de la guitarra. No tenéis ni idea. Sólo hay dos o tres guitarristas que se puedan considerar leyenda. Y por encima de todos ellos está Paco de Lucía. 
    Keith Richards.
     

    En el caso de Paco, ocurre que Paco es el mejor símbolo de lo que significa una estrella. ¿Por qué? Pues porque Paco... encanta al que no sabe de esto, eh; y vuelve loco al que sabe. Es decir: Lo tiene todo.
     Manolo Sanlúcar.




Brebaje de Amor

 


¿Cuándo me diste tu brebaje de amor? 

No me di cuenta en que momento sucedió
pero se que me diste a beber tu pócima de amor
y desde entonces me siento que he perdido la razón. 

¿Cuándo me diste tu brebaje de amor?

Desde el primer momento en que te vi
suspiro por tu sentir,
hago y deshago en mi vida
para que te llegué en cada momento mi latir.

¿Cuándo me diste tu brebaje de amor? 

Dulce debió ser, porque cuando lo tomé no lo noté
dulce como tu piel, tu olor, tu sabor y tu esencia de amor,
dulce como la mirada que tienes y que me hace enloquecer
dulce como tantos y tantos momentos que recuerdo con gran placer. 

¿Cuándo me diste tu brebaje de amor?

Desde que me lo tomé
no me quiero separar de ti
y contigo querría compartir
todo lo que me queda por venir,
grandes momentos de complicidad
que nos ayudaran a crecer
en nuestro largo caminar. 

¿Cuándo me diste tu brebaje de amor?

Que bien me hace sentir
la sensación que me da tu poción de amor,
y solo pido sin cesar
que no tenga fecha de caducidad.



Gracias por darme tu brebaje de amor




En el mirador



Tan pronto la vi, la reconocí. Por lo menos habían pasado veinte años desde la última vez. Seguía siendo muy guapa y sus andares no había cambiado en todo este tiempo. Sonreí y me decidí. Me acerqué por detrás y le susurré al oído, sabes porqué llevo un peto a cuadros, y ella sin darse la vuelta me respondió, para enamorarme. Acto seguido, nos fundimos en un abrazo y casi a la vez nos preguntamos, qué tal estás. Los dos coincidimos que había pasado mucho tiempo y que no nos habíamos vuelto a ver a pesar de vivir en la misma ciudad. Me dijo que la vida iba muy rápida aunque el ayer no parecía tan lejano cuando uno se encontraba con viejos amigos. Fuimos a la cafetería del mirador, el lugar de nuestra primera cita, y allí nos pusimos al día respecto a nuestras vidas. También, como madre y padre que éramos, sacamos fotos de nuestros hijos. Ella tenía dos niñas y yo dos niños. En un momento determinado me dijo, te noto muy cambiado pero sabes, tienes los mismos ojos, esos ojos en los que un día me perdí, qué romántica, le respondí mientras gesticulaba una pose melodramática. Ella se rió y yo también. El Sol nos acompañaba y al mirarla, su sonrisa me pareció más dulce que la de mi recuerdo. Toda ella era más dulce y más hermosa que en mi recuerdo. Media vida de existencia y ante mis ojos aún conservaba ese aura de belleza indómita. Seguimos charlando hasta el mediodía, el tiempo había pasado muy rápido y al despedirnos nos dimos nuestros números. Acordamos ponernos en contacto un día de estos y quedar para tomar otro café al Sol, en el mirador. Nos dimos un sincero abrazo y dos sonoros besos. Ella se fue primero y yo la seguí con la mirada. Sus andares no habían cambiado en veinte años, su ligero vaivén acompasaba perfectamente con su esbelta figura, parecía que ese aura de belleza indómita la elevaba del mundanal suelo. O acaso eran mis ojos.
 
¿Sabes porqué llevas un peto a cuadros?
 
Si... para enamorarte.
 
Y me giré sonriendo.
 
 

Equilibrio

 
Llegamos y no tardamos ni un segundo en montar la cuerda. Nuestra intención es mantener el equilibrio, lo que podamos hacer de más ya será considerado un logro. Nos descalzamos y E* vuelve a ser la más rápida. Hace meses que no quedamos para la cuerda y ahora se nota que todos están contentos por ello. E* sonríe mientras mantiene el equilibrio de un modo excepcional. Algunos de nosotros la intentamos despistar y que caiga pero ella es un hueso duro de roer. Se mantiene sobre la cuerda y en un momento determinado levanta una pierna, cosa que no había hecho jamás. Le pregunto sobre la posibilidad que haya practicado durante este tiempo y ella me contesta, mi equilibrio ha mejorado simplemente porque estoy más equilibrada que la última vez que me viste. Le respondo que sé del uso de la cuerda para mejorar el equilibrio pero no entiendo como ha podido mejorar tanto sin haber practicado, a modo de respuesta E* suelta una carcajada y luego añade, mira qué eres ingenuo, cuando seas tan vieja como yo sabrás un poco más de la vida y menos del equilibrio. Su respuesta me deja sin palabras, E* siempre ha sido única a la hora de dejarme sin opciones. De repente todos a mi alrededor se ríen a carcajadas. Anda sube, me dice E* mientras se deja caer de la cuerda, ahora te toca a ti, vamos a ver como andas de equilibrio, qué maravillosa eres E*, le respondo, es porque te quiero, me dice de un modo único, especial. Subo a la cuerda ante la atenta mirada de mis compañeros, de los que espero alguna algarabía pero todos permanecen en silencio y esto me pone aún más nervioso. Caigo al cabo de poco tiempo e inmediatamente todos se ponen a abuchearme. Para esto me he bajado, me recrimina E* sonriendo, eres un petardo, me parece qué estás muy mal amigo, no es que esté mal, le respondo y sigo excusándome, es que hace tiempo que no me subo a la cuerda y me he puesto nervioso. E* me mira y me dice, déjame recordarte que el equilibrio no es solamente una posición sobre la cuerda, es algo más, el equilibrio es un estado de las cosas que vives, que piensas, que haces, no es más que tus pensamientos, tus palabras y tus acciones lo más alineadas posible, lo más acordes y afines, sin excusas aunque sin perder las formas. Debes tener paciencia porque el equilibro siempre acaba llegando por añadidura. No conseguirás mantener tu equilibrio estable si estás pendiente de los que te miran, no existen cuando solo existe una estrecha cuerda bajo tus pies, tus ojos mirando al lejano horizonte y tu corazón en paz.
 
Desmontamos la cuerda y nos despedimos hasta la próxima llevándonos a nuestras casas dos conclusiones muy claras de ese día, una es que el peor de todos en esto del equilibrio soy yo y otra que E* siempre seguirá siendo E*, una mujer se define por sí misma. Por su equilibrio. Por su vida.
 
 
 
 

Recordar


 
 
 
Dicen que la tecnología ayuda a recordar.




Prefiero desnudarme ante tus ojos.