¡Usted está loco!



¡Usted está loco!

Curioso que un desconocido afirme con tanta rotundidad semejante hecho.

Sus actos me avalan.

Su moral lo encierra.

¡Eso no es verdad!

Tampoco es mentira.

Pero hay una gran diferencia.

¿Entre qué? ¿Entre una mentira piadosa y una verdad a medias tal vez?

No, no es eso. Existe algo más entre verdad y mentira.

¿Y ese algo que se supone que es?

No sabría explicárselo pero existe.

Curiosa afirmación. Usted que me proclama loco sin tan siquiera conocerme es capaz de afirmar que hay diferencias entre la verdad y la mentira pero no es capaz de explicarlas.

Así es.

Usted es nuevo aquí, ¿no?

Si. Hace dos semanas aterricé en la planta tres de mediología y ahora llevo tres días en ésta. Usted es mi segundo paciente.

¿Y aún así afirma que estoy loco?

Sus actos hablan por sí mismos.

Yo creo que es su moral predeterminada quien lo ciega.

Y sí es así, ¿que se supone que debo ver?

Que el único loco aquí es usted. Que sus miedos no han desaparecido en su corta estancia en la planta tres y que su verdad es tan falsa como verdadera su mentira.

¡Usted esta loco!

Y usted es un hombre de moral ciega.