Lo esencial







Sólo con el corazón se puede ver bien;
lo esencial es invisible a los ojos.

Antoine de Saint-Exupéry





Deseos sin importancia




Soy un hombre que no le importa su edad física y pienso que a nadie le debería importar aunque cada uno piensa y cree lo que quiere, así es y así debería ser siempre. Mi edad no la mido en años ni en aniversarios ni en estaciones, mi edad no tiene tiempo para mi. Soy un hombre que ha vivido una vida llena de emociones, sensaciones, sentimiento y pensamientos, una vida repleta de esas bonitas palabras que el hombre utiliza para definir su propia vida. A mi esto tampoco me interesa. El lenguaje se creo para comunicarse, para expandir al propio ser y cada vez más se esta volviendo en un instrumento para acotar todas esas experiencias que uno vive en unas pocas palabras. Soy un hombre que ha vivido apasionado por la cosas que ha hecho y por las que ha sentido, soy un hombre que nunca ha creído en los límites predeterminados y gracias a ello, la vida me ha enseñado una pizca de su esencia o eso al menos creo yo. No defino mis experiencias porque creo que fueron ellas las que una a una fueron definiéndome hasta llegar a este momento. Ahora, después de tantas y tantas experiencias pasadas, he llegado a la conclusión que no quiero vivir más. No es que me encuentre mal o tenga cualquier enfermedad, al contrario, siempre he gozado de una salud inquebrantable y no es que compruebe que mis aptitudes o capacidades están decayendo, al contrario, siento que ahora soy un individuo más completo. No es una cuestión de encontrarme desarraigado, triste o deprimido, no es un asunto de intereses materiales ni de cuestiones morales es más bien una decisión propia. No me asusta quedarme encamado y convertirme en un vegetal hasta el día de mi muerte, no me importa quedarme postrado y estar impedido en cada uno de mis actos, en verdad, no me importan estás situaciones porque aunque suene un tanto extraño, ya las he vivido. Simplemente quiero morir. He decidido que ya no quiero vivir más a sabiendas que me queda mucho por vivir y conocer. Es una cuestión personal, una decisión propia que se ajusta a mi manera de pensar y sobretodo a mi modo de vida en todos estos años. Personalmente me hubiese gustado una muerte por sedación pero no he encontrado a ningún profesional que acepte hacerlo, las consecuencias para él no hubiesen sido las deseadas y lo comprendo. Hubiese deseado otras formas de morir pero en ninguna de ellas he encontrado la manera de hacerlo sin perjudicar a nadie. Por un lado las leyes y por otro y más fundamental las creencias que invaden esta sociedad hacen que nadie pueda salir bien parado si uno, sano y cuerdo cómo está, decide morir. El sentido sagrado de la vida es algo que ha arraigado profundamente en la conciencia humana y por mi parte es una estupidez más que define a la especie. La vida no es sagrada, simplemente es existencia, sin adjetivos, sin sustantivos y sin aditivos. Cada uno es dueño de su propia vida y nadie debería decidir por él a la hora de morir, nadie debería sufrir las consecuencias de otro por un acto así. Si yo quiero morirme de cierta manera y pido ayuda no es de recibo que éste último pague las consecuencias. La solución esta clara, me elevaré sobre cualquier risco, sobre cualquier acantilado y me dejaré caer o nadaré en un mar infinito hasta que mis fuerzas desfallezcan y mi cuerpo se ahogue. Porque estoy sano y fuerte puedo decidir pero si por alguna razón no fuese capaz de decidir por mí mismo, esto sería imposible. Unos apelarían al sentido místico de la vida, otros al aspecto moral de la misma, en definitiva, todos encontrarían una razón para persuadirme, me dirían que debo reflexionar sobre este hecho y que debo vivir hasta que aparezca la muerte cómo si ésta fuese una figura más en el teatro de la vida en lugar de ser algo tan real cómo la vida misma. Aunque suene extraño todos estas conclusiones ya han sido vividas por mí, en muchos lugares, con muchas personas y sobre muchos marcos diferentes de pensamiento y creencias y todos acaban diciendo lo mismo, esta prohibido morirse cuando uno quiere y de la forma que quiere.

Hace años conocí a un hombre y una mujer que se amaban cómo nunca he vuelto a ver. Estoy convencido que ellos si que conocían el verdadero y puro sentido del Amor y ellos, por el sentimiento que se profesaban el uno al otro, se quitaron la vida juntos. Ha sido uno de los actos más bello que he vivido pero todos sus familiares, amigos y hasta instituciones, ya que eran seres muy respetados y admirados por la sociedad del momento, se lamentaron de su decisión y llegaron a rechazar su acto. Ellos me abrieron los ojos y sobretodo, la conciencia. Yo no tengo ese gran amor que me acompañe en mi decisión. Es una cuestión personal e íntima. Es una verdad sobre la que muy pocas cosas se pueden sustentar.

Ahora que escribo me doy cuenta que las palabras, sólo son pensamiento transcrito, no pueden reflejar lo que siento. Una vez más no consiguen expandirme tan sólo acotarme. Simplemente caracteres si sentido ni razón para expresar lo que no puede ser expresado.

Yo soy yo...

… y deseo morir.



Ono no Komachi






Desde aquel día
en que, mientras dormitaba,
vi a mi amado,
empecé a creer en eso
que "sueños" llamamos.





Casi sueño



Quería hacer de mi sueño un escrito. Quería hacer un escrito del todo soñado y a la vez vivido pero eso, al menos para mí, es imposible. Nada guarda coherencia una vez despierto. Nada ya es importante para que lo pueda escribir una vez mis párpados se han abierto y mi cuerpo ha vuelto a pesar y a sentir una gravedad que hoy, por una extraña razón, es algo más fuerte que la marcada por las leyes de la física. Quería hacerlo, cómo no, y quería dedicarlo pero no ha podido ser, mis ojos una vez abiertos han dejado entrar una luz que ha disipado cualquier forma, sentimiento y sensación que hasta hacía unos momentos me invadía. Mi sueño, al igual que otros sueños, ha caído en el olvido. Ahora mientras escribo sólo logro percibir, y digo percibir porque esto es lo único que siento, un ligero rumor entre mis neuronas cómo si me estuviese alejando del mar que era mi sueño. Quería, la verdad que quería pero no ha podido ser. Mi falta de capacidad, mi abnegada ineptitud y mi poca falta de preparación han hecho el resto y han sepultado lo que tanto hubiese querido decir. Siento mi cuerpo entumecido, mi mente abotargada y mis manos temblorosas ante una pantalla que bien poco me dice y que bien poco denota mi auténtico estado una vez mis ojos se han abierto. Yo hubiese querido poder hacer de todo esto algo destacable, algo que, al menos para mí, fuese memorable pero nada de ello he conseguido. Mi incapacidad y mi ineptitud han tomado las riendas, en esta mañana de frío otoño, y una vez más me encuentro sin saber ni poder expresar un sueño que cómo ya he comentado antes quería hacer escrito. Una vez más, y estoy convencido que no será la última, la realidad me embarga y sucumbo ante su fuerza y provoca irremediablemente que mi sueño, al igual que pasa a veces con mi vida, desaparezca en una fracción de segundo sin dejar rastro alguno. Todo lo vivido y todo lo sentido en el sueño parece que no ha existido ante mi percepción ni ante los ojos de este ciego que escribe aunque sé que esto no es del todo verdad porque los sueños, al igual que la realidad consciente, emanan de la misma fuente, del mismo lugar a pesar de manifestarse de un modo tan diferente.

Quería hacer de mi sueño un escrito y lo único que he conseguido ha sido manchar de nuevo una hoja blanca sin dejar ninguna muestra de lo que quería expresar, sin nada importante con lo que quedarse.

Mis ojos se han abierto.

Mi sueño se ha desvanecido.


Kendo





 «Es porque uno espera la victoria porque esta se nos escapa».

"No es bueno tener fuertes convicciones personales».

«Es necesario saber concentrarse en una sola cosa,
todos los oficios deben ser realizados con concentración».

«No se pueden llevar a cabo grandes hazañas cuando se está en una disposición anímica normal».

«Hacer una cosa sólo en el propio beneficio es superficial
y se vuelve negativo».

«No aceptar sufrir es malo».

«Es bueno encontrarse con dificultades en la juventud,
porque el que no ha sufrido jamás,
no ha templado plenamente su carácter».

«Es capital actuar siempre con dignidad y sinceridad».

«La mejor actitud respecto a las palabras es no usarlas».

«La riqueza del tiempo de paz es permitir la preparación para tiempos de guerra».

«Para seguir la vía uno debe sacrificar su propia vida».



HAGAKURE

YAMAMOTO TSUNETOMO




Permanentemente intrigada



Aquella figura me intrigaba. La veía sentada, con sus manos recostadas sobre las rodillas y su mirada ausente, cada tarde en el mismo banco. Tenía un aire de fragilidad que superaba cualquier cosa que hubiese conocido, me parecía que si alguien se acercaba y la tocaba, ésta iba a derrumbarse y desaparecer ante sus propios ojos. Una fragilidad fuera de toda norma y comprensión. Me intrigaba cada vez más, llevaba un año observándola y no había dejado, en todo este tiempo, de repetir la misma postura, en el mismo banco y con la misma mirada ausente e inconcreta que tanto me hipnotizaba. Vestía de un modo anticuado aunque sus prendas siempre se mantenían impolutas, hiciese calor o frío, hiciese viento o no. Su cabello, blanco cómo la nieve de febrero, resplandecía con los rayos del atardecer incidían directamente en su pelo y le otorgaban una extraña aura de luminiscencia que la envolvía y le confería un aspecto sobrenatural. Aquella figura me intrigaba. Deseaba saber más pero tenía miedo de acercarme y que todo lo que creía de ella se rompiese en mil pedazos. Me intrigaba de un manera inusual, nunca nadie me había hecho cuestionarme tantas cosas en mi vida sin haber participado en ella, sin hacer nada en absoluto y esto era precisamente lo que tanto me intrigaba. Me preguntaba cómo era posible que alguien sin haber hecho nada sobre mí me influenciase de esa manera. Sentía que con sólo mirarla había aprendido y sabía que para mí nada ya era blanco o negro, nada era tan real cómo yo creía pues aquella misteriosa figura sobrepasaba unos límites que nunca tuve definidos. Se quedaba allí sentada e inmóvil hasta el ocaso y después desaparecía. Esto también me intrigaba, me preguntaba si su vida fuera de aquel banco sería igual a la que yo observaba cada día, si su mirada ausente seguiría siendo la misma cuando estuviese en su casa o cuando fuese a comprar esas ropas que tanto la caracterizaba. Toda esta historia me intrigaba y sentía cómo aquella duradera observación me había abierto una profunda brecha sobre mi propia existencia, sobre mi auténtica naturaleza. Las preguntas que me hacía sobre ella se estaban transformando en preguntas sobre mí. Ella me intrigaba y a la vez me intrigaba yo misma después de haber entendido que nada de lo que yo pudiese hacer iba a servir, de igual modo cómo parecía que a ella no le servía quedarse quieta y con la mirada ausente durante cada tarde, en aquel banco, hiciese frío o calor, hiciese viento o no.

Han pasado veinte años desde la última vez que la vi. Ahora soy yo quién tiene el pelo blanco, la que se sienta en el banco con las manos recostadas en las rodillas y la mirada ausente. He entendido finalmente lo que hacía allí y he comprendido el auténtico significado de sus actos.

Ahora soy ella.

Ahora yo soy la figura.


Hacerlo



Quiero agradecerte
amor,
que dejes postrarme
ante tu esencia
y así
alimentarme,
saciarme,
enriquecerme
de tu bendita dádiva,

gracias por dejarme,
por permitirme,
por invitar
a que mi ser más carnal,
mi prima extensión
se adentre en ti,
en tu fuero interno,
en el calor de tu amor
que ahoga mis gemidos,
acelera mi pulso
e impulsa mi pasión,

déjame agradecerte
amor,

déjame hacerlo
cómo a ti te gusta,
entregado,
saciando mi sed
mientras tú,
amor,
tú lo sientes todo,
tú lo eres todo
y
fluyes en la esencia
del dulce placer,

quiero agradecerte
amor,
quiero hacerlo.




Oscar Wilde






Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.
Mientras que para la sociedad no existe mayor pecado que la vida contemplativa, los más cultos opinan que la contemplación es la ocupación natural del hombre.
Mejor ser un cohete caído que no haber resplandecido nunca.
Es bastante difícil no ser injusto con lo que uno ama.
Se puede admitir la fuerza bruta, pero la razón bruta es insoportable.
La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar que nada que valga la pena se puede enseñar.
Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente mírela, no la escuche.
Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismo, donde deberíamos intentar vivir.
El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.
La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación.
En el arte como en el amor la ternura es lo que da la fuerza.
No existen más que dos reglas para escribir, tener algo que decir y decirlo.

Hono Birds








Un Sol
alumbra mi cara
y acaricia mi pelo,
un árbol me regala
su sombra,
mi cuervo descansa
y yo,
escribo
y me escribo.

Mis pies descalzos,
las botas aparcadas,
los libretos prohibidos
y el Borgoña robado,
me dibujan,
me definen,
ahora y aquí.

Letras y palabras
que salen saliendo
y como el vino
que entra entrando,
disfruto del momento,
del instante,
del acto
y del sueño
de estar escribiendo.





Surcando





Quisimos salir,
viajar y sentir
lo que era nuevo,
lo bello de las cosas,

viajamos y sentimos
cómo un excelso sentimiento
surcaba infinitamente
nuestro Cielo,

quisimos salir
y viajamos y sentimos
y esto nos hizo vivir.

Viajar, sentir y vivir
desde la partícula
hasta el olvido.