Sastre con Suerte



Soy un sastre con suerte,
de esos que los trovadores cantan
como sastre atípico y soñador,
vivo en una tierra dónde
no existe otro como yo.

Sastre que cose sin aguja,
sastre atípico y soñador,
manos que hilan sin hilos,
sin agujas y sin temor.

Soy un sastre con suerte,
que hila con letras,
letras que desnudan tu cuerpo
y letras que lo visten
y
hoy he creado para ti
un aura única y deliciosa,
una vestimenta etérea
que no puede ocultar tu belleza.

Un vestido cosido de miles de Te quiero,
que te susurra palabras de Amor,
aquí, ahora y siempre.

 
Soy un sastre con suerte.






Neo-evolución



Año 2174.

La humanidad ha podido salir de la Tierra por primera vez en su historia. Ha logrado traspasar ese cielo que durante miles de años fue su techo, su barrera sin saber que detrás de ella estaba su futuro.

Los primeros indicios de esta hazaña se remontan más de dos siglos atrás aunque fundamentalmente fue a mediados del siglo pasado dónde recibió su impulso definitivo con la implantación definitiva de la biotecnología genética. A principios del siglo XXII la mayoría de seres humanos de la Tierra habían sido alterados genéticamente de alguna manera, en la hora de su concepción, en su formación o en su vida ya adulta. Las mejoras tanto físicas cómo mentales de los humanos no tenían límites y cada vez más el hombre exploró este mundo tan nuevo y tan lleno de oportunidades que la ciencia le ofrecía. La existencia humana adquirió un nuevo significado a cada avance que la tecnología ofrecía y así fue que la moral, la ética y en general todo el pensamiento se desmoronó. Hasta las religiones sucumbieron a esta nueva realidad dónde para el nuevo hombre no existían límites reales. La humanidad acababa de romper definitivamente con su pasado y con las limitaciones asociadas a su condición de hombre y esta nueva realidad transformó la totalidad de las sociedades de la Tierra. Todo lo que el hombre había construido hasta esos momentos se había reducido a la mínima expresión. Los parámetros del comportamiento humano se habían modificado radicalmente y la manera que el hombre se entendía a si mismo y a todo lo que le rodeaba había cambiado hasta límites insospechados. Nada ya era cómo antes porque ya nada era ni recordaba a todo lo que antes era. Las leyes que encorsetaban a la humanidad habían caído y el eterno anhelo de la inmortalidad parecía estar, a cada década que pasaba, más cerca. La humanidad ya no caminaba por la Tierra, ahora dejada su huella digital por toda ella. La selección genética hizo evolucionar más al hombre en cincuenta años que en todos los anteriores 127.000 años de su historia. El ser humano difuminó su forma original y muchos de ellos perdieron, a través de implantes, descargas y mutaciones múltiples, su verdadera identidad y pasaron a formar parte de un disco duro central que a partir de esos momentos dominó sus vidas. En este mundo aún había una barrera que el hombre no había podido superar. La Muerte. La temida muerte que a pesar de muchos avances siempre estaba un paso por delante. La vida no era aún un bien imperecedero aunque esto había cambiado desde hace muy poco tiempo. Hace tan sólo dos décadas el hombre se enfrascó en la misión más importante de su historia. Derrotar a la misma Muerte y hacer que el hombre diese su paso definitivo en esta revolucionaria evolución que tan eficiente parecía ser. El hombre de ciencia del siglo XXII no tenía dudas a la hora de poner en marcha proyecto tan ambicioso porque la realidad apremiaba y la humanidad tal y cómo se la conocía estaba a punto de desaparecer. La Tierra a finales del siglo XXII estaba a punto de agotar sus recursos y la contaminación atmosférica había mermado considerablemente cualquier tipo de vida, inclusive la humana y así era totalmente imposible vivir por mucho más tiempo. Los hombres estaban al borde de la extinción cuando más cerca estaban de conseguir el paso definitivo de su evolución, la inmortalidad.

Año 2224.

Los hombres se han fusionado finalmente con la máquinas y definitivamente la parte biológica que un día existió en ellos ha desaparecido. Ya no son aquellas mutaciones mejoradas del siglo XXII y ni mucho menos el ser inquieto y curioso que recorrió gran parte de la Historia, desde el XIX para atrás. Ahora es puramente mecánico, sus células han sido remplazadas por pequeñas y sofisticadas réplicas mecánicas de las propias células y su funcionamiento central esta totalmente predeterminado. Nada se deja al azar y cada paso que da un nuevo individuo, este mismo esta programado de antemano. Hasta el mismo planeta y su hogar es de origen artificial, lo creó el hombre neo-evolucionado cuando no descubrió ningún lugar seguro dónde instalarse después de su apresurada salida de la Tierra. La inmortalidad ya no es una quimera, esta al alcance de todos y todos y cada uno de los individuos que componen aquella sociedad tiene derecho a tenerla o renunciar a ella, si quieren. El tiempo y su consiguiente deterioro ya no encarcelan a esta versión mejorada del hombre que durante miles de años pisó la Tierra y hasta llego a someterla. Los sueños de toda una especie por fin se habían cumplido, ahora eran inmortales, aunque por desgracia para ellos en estos momentos ya no quedaba ningún humano para poderlo disfrutar.

El hombre había muerto definitivamente.

Año 2274

Un mundo sin imperfecciones.

Un mundo dónde el hombre, si alguna vez existió, no tenía cabida.


 


Pensé sin Saber (video)

                    



Pensé que era posible que todo lo que hacía era un acto constitutivo de delito.
Pensé en el día que abrí aquel inocente libro.
Pensé que era mejor dejar salir antes de entrar.
Pensé en una noche estrellada cuando era niño, muy niño.
Pensé en las flores que inundaban mi vida.
Pensé que unos ojos eran y serán.
Pensé en el sonido del fuego al arder.
Pensé que uno y uno no siempre son tres.
Pensé que mis oídos me engañaban al escuchar tanta belleza.
Pensé que las aves al igual que yo están de paso.
Pensé en una oasis lleno de dátiles.
Pensé que sería mejor mejorar que empeorar lo peor de mi.
Pensé en la forma siempre diferente de llover.
Pensé en el calor y en el frío.
Pensé aderezar un poco más la ensalada la próxima vez.
Pensé que puedo sonreír al recibir una a una las estocadas que me he buscado.
Pensé de mil modos y ninguno me funcionó.
Pensé en unos dedos que tecleaban mientras una suave música los envolvía.
Pensé que hay un Sol que nos calienta a todos.
Pensé que un lago es igual de bonito en cualquier parte del mundo.
Pensé en las ballenas y su canto.
Pensé en cosas con formas y sentidos contrapuestos.
Pensé que al partir mi tren todo estaba perdido.
Pensé en un amigo que crece a mi lado.
Pensé que no era posible que el violín sonase tan bien.
Pensé que no sería capaz de aguantarme con un sólo pie.
Pensé que siempre que pinto estoy tarareando alguna canción.
Pensé que siempre me han gustado los fuegos artificiales.

Pensé en todas esas cosas que a veces se piensan...

… sin saber del cierto si eran verdad.



No siempre



Un cementerio abandonado no es el mejor sitio para tener una primera cita. No es el mejor lugar para demostrar a una hermosa dama todo lo que sientes y menos aún es el lugar idóneo para cortejarla y agasajarla cómo es debido. En este cementerio los matorrales y las malas hierbas cubren por completo la verja herrumbrosa que lo delimita y no es posible ver la altura de la misma, las malas hierbas cubren también la mayoría de lápidas aunque algunas pocas consiguen sobresalir por encima de ellas. Es un paisaje desolador a todas luces aunque es el lugar escogido por este joven para tener su primera cita con la joven y hermosa hija del sepulturero. Sabe que el lugar escogido agradará a la joven y aunque le hubiese gustado hacerlo en el cementerio nuevo, el cementerio abandonado ha resultado ser una buena opción. El cementerio posee varios árboles repartidos por toda su extensión, están plantados aquí y allá sin ningún orden aparente y su altas copas ofrecen una agradable sombra sobre la mayor parte del camposanto. El joven esta seguro de una cosa, si el cementerio abandonado se cuidase y mejorará un poco su maltrecho aspecto, éste podría convertirse en un paraje maravilloso dónde pasar las calurosas tardes de verano bajo la sombra de sus árboles y junto a la ligera y fresca brisa que siempre sopla encima de aquella pequeña loma. Con un ligero lavado de cara se hubiese podido convertir en el lugar ideal para todas las parejas de enamorados pero cómo permanece en estado de abandono total, nadie piensa en él. Sólo el joven ve en cementerio abandonado la mejor ubicación posible para su primera cita y tan pronto comprobó que era factible, se puso manos a la obra. En el gran día no ha querido traer muchas cosas porque sabe que tan sólo necesita estar a solas con la joven dama para poderle hacer sentir todo el amor que siente por ella.

Un cementerio abandonado no es el mejor sitio para tener una primera cita...

… y a pesar de ello es el lugar escogido por este joven.



 
No siempre los mejores sitios son los que esconden buenos sentimientos”.
(David)




M.C. Escher

Intrahistoria



Son las cinco de la mañana y estoy escribiendo las últimas páginas de una novela corta. He querido ambientarla en la Europa de posguerra, una realidad dura que afectó, cómo todo el mundo sabe, a millones de personas. La trama consiste en la búsqueda de unos papeles de vital importancia para el mantenimiento de la reciente paz por parte del personaje principal, el Sargento Videreaux. Es un francés que ha luchado en la guerra junto a la famosa Resistencia Francesa y después de haber demostrado valía y coraje es elegido para formar parte de un grupo de contraespionaje. Los franceses, en esos momentos, tienen pocos medios si los comparamos con los norteamericanos, ingleses o rusos pero gracias al ingenio y destreza del personaje, el Sargento Videreaux, éste consigue ir siguiendo la pista de los documentos por diferentes países hasta que finalmente se apodera de ellos en Berna. La historia la estoy escribiendo rapidísimo y no quiero irme a dormir hasta acabar por lo menos el primer esbozo. Me falta poco para terminarla aunque esto no me anima mucho, el cansancio esta haciendo mella en mí y los ojos me duelen mucho. Creo que por hoy tendré que dejarlo cómo está aunque si hago esto corro el riesgo de ver mi novela corta inacabada cómo a tantas les ha pasado en esta vida de maleante de letras que llevo. Me levanto y me estiro un poco, subo arriba y contemplo el cielo estrellado. Me siento cómo si acabase de salir de una caja de ratones y ahora por fin, contemplo lo que verdaderamente es el mundo. Mi novela me ha absorbido tanto que por momentos he creído estar en las calles de una Dresde recién destruida por los bombardeos aliados. Ahora recupero cierta tranquilidad rodeado de silencio y estrellas. Quiero acabar la novela, me digo a mi mismo mientras mis ojos se posan en el Cinturón de Orion y en ese momento y sin saber bien porqué, me decido. Bajo rápidamente hasta mi escritorio y tecleo las cinco últimas hojas sin pausas. Por fin esta acabada. Las seis y treinta y cuatro de la mañana y mis novela corta esta finalizada. Me siento tranquilo, me siento bien. Vuelvo a subir a la planta de arriba y esta vez contemplo la noche estrellada estirado en una tumbona de mimbre. Dejo que la paz y la tranquilidad de esta estampa se apodere de mí. Necesito descansar, necesito estar vacío cómo en estos momentos me siento. Vacío de letras, de palabras, de emociones, de sentidos, de todo en definitiva.

El Sargento Videreaux ya es historia.

Y yo...

… sólo Intrahistoria de un Sinsentido.




En primer lugar acabemos con Sócrates, porque ya estoy harto de este invento de que no saber nada es un signo de sabiduría“.
(Isaac Asimov)


 


Este Pirata

      



Este pirata...

de mirada cristalina,
de pelo rasurado, bigote y perilla,
de corazón margarita,
de piel suave y salada,
de abrazos sinceros,
de etéreo caminar,
de hondo existir,
de mares salados y dulces,
de nubes cercanas,
de Luna con vida,
de Soles amigos,
de noches sin dormir,
de mañanas eternas,
de muchas palabras
y
de poca vergüenza,
de pasión desmedida,
de Turquía al infinito
y
más allá,
de volar sin alas,
de beber sin sed,
de amar así,
de intenso sentir,
de querer conocer,
de prados en las nubes,
de gritos alegres,
de esto, lo otro
y
lo de más allá,
de tus besos
nunca robados
siempre deseados,
de tu entrega,
de mis cartas,
de los demonios del mal
y
su locura perpetua,
de aparición
y
desaparición espontánea,
de Lobo Estepario,
de S en los SueñoS,
de paladín simplón,
de enclenque saltimbanquis,
de viejo ciego feliz,
de monstruo fratello,
de camello por Roma,
de agua en las venas,
de veneno francés,
de nombre y apellidos,
de despierto durmiente,
de Palabras Musa,
de piano con melodía,
de tus caricias...

Este Pirata de verdad.



 

Destino

                   


  



DESTINO



Mis pasos cortos y lentos
junto a la melodía de mi flauta
me han acercado al bello horizonte,
a esta firme decisión.

Ya no caminaré solo,
siempre acompañado
de alegría y fortaleza,
de ganas y poder.

Nunca soñé tanto como ahora y
nunca los sueños acudieron tanto a mi,
para hacerme entender,
para finalmente sentir.

Miro mis zuecos y están gastados,
miro mis manos y están resecas,
todo por el camino,
todo a través de mis pasos.

Los amaneceres descritos
nada me dicen ya
aunque
las aves, en mi mundo,
siguen en su vuelo
incesante e incansable.

Los sonidos de mi flauta
me han aconsejado y me he decidido,
en este bello horizonte que es hoy
y
en esta mañana eterna que es ayer.

Mis ojos miran limpios y
mis pensamientos ya no crecen,
ahora florecen,
cuando me dirijo
a mi destino.







Siempre que puedo



Siempre que podía me escapaba al Jardín. Después de cumplir mis obligaciones y asegurarme que no había nadie más, entraba sigilosamente y paseaba por él admirando sus árboles, sus flores y las hierbas que allí crecían de un modo exquisito y delicado. El Jardín era un claro ejemplo de Jardín inglés en toda regla y era justamente este hecho lo que lo hacía que fuese tan especial. Esto y ser mi padre el creador de ese vergel, en medio de esta campiña salvaje que son las tierras que nos circundan, me complacía de sobremanera. Mi padre era el jardinero jefe en el castillo de Sir William Blake, tan sólo era una de las centenares de posesiones que tenía el aristócrata. Mi padre estaba muy agradecido a Sir Williams porque había confiado plenamente en él a la hora de crear un hermoso Jardín dónde antes sólo había ciénagas y malas hierbas. Era un espacio dónde, para mí, el tiempo no existía y los momentos que disfrutaba entre los intensos aromas y las coloridas flores, eran momentos de felicidad dentro de la dura rutina que significaba mi trabajo diario. No iba a la escuela y ayudaba en casa en todo lo que mis padres me ordenaban y si había trabajo en el Castillo, me obligaban a dar de comer a nuestros animales, buscar leña o cualquier tarea que se precisase. Mi vida era dura por tener tan sólo nueve años, pero vivir al lado de aquel Jardín me hacía feliz y hacía que las asperezas de la vida diaria fuesen más llevaderas. Había dos momentos ideales para pasear tranquilamente por el Jardín, uno era el mediodía, cuando la calor apretaba más y todos los demás se refugiaban en las dependencias del Castillo y otra era, a medianoche cuando el silencio reinante transformaba aquel Jardín en un lugar mágico. En esos momentos, al mediodía y a medianoche, siempre tenía la misma sensación, sentía que no era un niño de nueve años, hijo de un jardinero y una ama de llaves que vivía alejado de todo, en esos momentos me embargaba una sensación de paz y tranquilidad que junto a toda la belleza que me rodeaba hacían que por momentos mi vida fuese un cuento de hadas. Me imaginaba que era el señor del castillo, que entre aquellos árboles, flores y hierbas aromáticas me batía en duelo contra un adversario invisible en defensa del honor de una hermosa dama, me creía un valiente rey que dominaba con infalible justicia extensas tierras desde el Jardín. Eran momentos dónde el Jardín, mi imaginación y los sueños de un niño de nueve años se entremezclaban en busca de su propia realidad.

Ahora recuerdo aquello cómo si fuera el principio de muchas cosas. Aquel Jardín fue lo más bonito de mi infancia y fue el inicio de mi interés por diversas materias que la vida, en ese Castillo alejado de cualquier concentración humana importante, no podía satisfacer.

Me fui pero el Jardín nunca me abandonó.

Hasta el día de hoy todos los árboles, las flores y las hierbas con sus aromas y sus colores se mantienen intactos.

Espléndido y majestuoso ha seguido creciendo en mi interior...

… y siempre que puedo, me escapo a mi Jardín.


 


El auténtico conocimiento es conocer la extensión de la propia ignorancia”
(Confucio)



Nada normal



86.400 segundos componen un día y en la mayoría de ellos las cosas pasan con cierta normalidad pero hay algunos de ellos, algunos pocos podríamos decir, que son capaces de cambiar todo lo que conocemos. Al cabo del día hay unos pocos segundos que nos muestran más que la suma de todo el resto y son segundos que desvelan tener más profundidad que una vida entera. A veces esos pocos segundos al día se revelan ante nosotros cómo la delgada y efímera linea que divide la vida y la muerte, lo que es y lo que no es. A veces no resultan ser segundos tan dramáticos pero si resultan igualmente cruciales.

1.440 minutos forman un día y hay minutos que discurren con esa misma normalidad que también se da en los segundos pero al igual que a ellos, en los minutos hay algunos de ellos, pocos podríamos volver a decir, que son capaces de cambiar todo lo que conocemos. Son auténticos instantes dónde la forma y el sentido de todo lo que has aprendido se diluye ente la realidad que ese minuto nos descubre. También existen minutos que se revelan ante nosotros cómo esa delgada y efímera linea que divide la vida y la muerte, lo que es y lo que no es.

24 horas tiene un día y la mayoría de ellas las pasamos durmiendo o con esa cierta normalidad que también afectan a los segundos y los minutos. En este caso también hay horas que son capaces de cambiar todo lo que conocemos y también acaban formando esa delgada linea que divide la vida y la muerte, lo que es y lo que no es. Hay horas que se convierten en auténticas eternidades dentro de nuestra vida. Horas en las que todo lo que transcurre se vuelve determinante y afecta a todo lo que desde ese momento se desprende. Hay horas capaces de hacer vivir tanto y tan intensamente que bien vale una vida, que bien vale todo el oro del mundo haberla vivido.

Indeterminados días componen una vida, los hay que transcurren con esa normalidad que siempre parece estar presente pero los hay que son capaces de cambiarlo todo. Tienes la sensación de estar viviendo en la inmortalidad. Sabes que ese día es, en si mismo, tu propia vida y ese día puede llegar a resumirte, a explicar lo que eres y lo que no eres, explicar dónde estás y adónde vas. Son días que muchos que los hemos vivido los consideramos especiales pero hay que recordar que también hay horas, minutos y segundos que son igualmente inigualables y que pasan desapercibidos cuando andamos sumidos en esa normalidad que tanto parece gustarnos. Días que también y cómo no, se transforman en esa delgada y efímera linea que divide la vida y la muerte, lo que es y lo que no es.


Ni los 86.4000 segundos, ni los 1.440 minutos, ni las 24 horas y ni los indeterminados días que componen una vida pueden explicar el sentido de la misma.

Para encontrarlo hay que salir de esa normalidad que tanto parece gustarnos...

… y entrar en esa delgada linea que divide la vida y la muerte, lo que es y lo que no es.


 

Versos de Amor



El poema que estoy leyendo me deja sin palabras. Los magistrales versos de amor escritos con tan bella factura me sobrecogen y me hacen sentir cómo una poderosa energía emerge de mi interior y se apodera totalmente de mí. Una calurosa y agradable sensación me recorre mientras leo los versos que tan delicadamente se posan en mi corazón. Siento cómo mi pulso cabalgan a cada golpe de voz que doy y siento que mis pupilas se dilatan ante tanta belleza y por todo ello siento que ya no soy yo, que desaparezco ante unos versos de amor que me embriagan. Nunca he tenido una sensación de éxtasis tan intensa, nunca he pensado que un sentimiento hecho palabra pudiera dominarme tanto y nunca me hubiera imaginado que mi interior se vaciará de mi mismo para volver a llenarse con esta poderosa energía. Mi ser cambia a cada estrofa y siente una cálida ligereza que lo eleva. Mi cuerpo ya no pesa porque no pienso en nada, simplemente siento con toda mi fuerza junto a estas palabras de amor que me han elevado hasta un radiante y azulado cielo. Una dulce música no deja de sonar en mi interior y ésta me hace vibrar cada uno de mis átomos en la frecuencia exacta dónde todo nace y nada muere.

Vivir para contarlo y en estos momentos no existen las palabras en mí.

Los versos de amor se han transformado en finos hilos que se entrelazan con otros finos hilos dorados que emergen de mi corazón. Letra y sentimiento unidos en cada vocal y a cada latido.

Sólo sucede cuando el Amor trenza la verdadera magia que une corazones.

Nada tiene sentido cuando todo adquiere significado...

… y en la clara vivencia del sentimiento, el ser se pierde para diluirse en un marco mayor dónde pasado, presente y futuro se pliegan en forma de dulce verso de Amor.





 
Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única”
(Jorge Luis Borges)



Yo misma



Libh Bido es una mujer segura de si misma. Sabe lo que quiere y sabe que hacer para conseguirlo. Es una mujer sumamente bella y su sinuosa y simétrica figura es la más clara manifestación del Deseo. Es un volcán mientras permanece activa a la espera del momento que expulsará de su cuerpo todo ese calor que posee y que no deja de acumularse en su interior. Es una mujer ardiente, una mujer que sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Es una mujer segura de si misma en ese sentido y esto provoca que en cada encuentro casual con un desconocido afortunado, ella se convierta en la voz cantante en todo momento. Cuando esta en plena erupción el afortunado puede sentir cómo los límites del cuerpo de Libh Bido se difuminan ante sus ojos a causa del ardiente Deseo que la domina. Cuando su excitación es máxima y alcanza cotas desconocidas, esos incautos se saben atrapados sin remedio entre dos pilares de fuego y una fogosa caldera que parece devorarles sin compasión. Sólo cuando Libh Bido se libera de todo el Deseo que la inunda y le da sentido en esta vida, es cuando se siente ella misma. Es la pasión y la sinrazón que la hacen ser así. Ella sigue una senda ya marcada por otras muchas Libh Bido anteriores y sabe de sobras que sólo vive cuando obedece el ritmo que le dicta la memoria de sus propias células. Es una mujer sin igual que se viste de lava ardiente y de volcán en plena erupción. Desde hace mucho tiempo los estudiosos la han nombrado en sus tratados pero lo que no saben, los estudiosos y la mayoría de personas, es que Libh Bido existe, vive y arde en esa fina linea que divide el Deseo y la Locura. Esta es su energía, es su poderosa y ardiente fuente de sustento y transformación que la hace ser, simplemente, cómo quiere ser. Libh Bido evoluciona a través de cada encuentro, de cada situación y cada vez que hace acto de presencia sus inigualables ganas de arder. El Deseo la domina y ella domina a todos los afortunados que se abrasan entre su fogoso cuerpo que convulsiona y explosiona cómo lo haría un auténtico volcán.

Sabe lo que quiere y sabe que hacer para conseguirlo y lo sabe porque recuerda a través de la Memoria de sus propias células.

Es esclava del Deseo y dueña de su Locura.

Libh Bido es…

… yo misma.



Somnium Excitare




Me despierto y lo primero que hago es verla. Es una bolsa de color verde prado anudada con una cuerda dorada que la mantiene totalmente cerrada. A simple vista me recuerda a una de esas bolsas que utilizan los magos en sus trucos de magia. Me levanto y tan pronto la cojo me sorprende su poco peso. Parece que en la bolsa no hay gran cosa pero reconozco que me siento muy contento por su aparición. Me pregunto quién será la persona o personas que lo han dejado aquí y si realmente han dejado esta bolsa para mí. No dudo mucho más y finalmente me decido y la abro. Me vuelve a sorprender lo fácil que es abrirla con tan sólo estirar uno de los cabos y al hacerlo me llega al instante un dulce aroma que fácilmente reconozco. Huele a mi niñez. Huele a mar, a pino blanco y a flores del amanecer. En la bolsa y dispuestas sin orden aparente hay unas cuantas bolsas más pequeñas que son replicas exactas de la que tengo entre mis manos. No sé porque pero miró a mi alrededor y hago un barrido visual por toda la habitación aunque no sé a quién espero encontrarme. Quién quiera que me haya traído esta bolsa sabe de mí, porque de esta bolsa me gusta el tacto, el color, el olor y las sensaciones que se desprenden de ella mientras esta entre mis manos. Sabe que una vez fui y a pesar de morir más de cien veces esa parte de mí consiguió vivir y ahora tengo la sensación que me la presenta en forma de dulce bolsa llena de nostalgia y niñez. Me pregunto si estaré soñando o si esto no es más que una historia fruto de mi imaginación y por ello me pellizco. Me duele, no estoy dormido por lo menos. Introduzco mi mano y saco una de las bolsas más pequeñas. La abro con la misma facilidad que la bolsa más grande y miro dentro. Hay un papel milimétrico. Al sacarlo, no sin cierta dificultad, me sorprende por enésima vez que el diminuto papel esta plegado de un modo muy familiar para mí. Es el mismo plegado que utilizaba yo y mi grupo de amigos cuando jugábamos a policías contra cacos con otros chicos del barrio. Utilizábamos dos formas de plegar, una quería decir que lo que contenía el mensaje era cierto y la otra todo lo contrario. Este plegado del pequeño papel que mantengo entre mis manos es igual al que utilizaba para decir que la información era cierta. Trucos de críos que ahora vuelven a mí en forma de mensaje diminuto dentro de una pequeña bolsa verde y esto me hace recordar las palabras de un antepasado mío, la vida no es más que un ciclo que se repite hasta la misma muerte, de ti depende saber cómo gira tu ciclo. El papel plegado esta lacrado de un modo exquisito. Me acerco a mi scriptorium y a través de una lente de aumento veo las marcas que se intuyen sobre el lacrado. Somnium Excitare se puede leer mientras estas palabras forman un perfecto circulo dentro del lacrado. Despierta a los sueños significa la inscripción. Con suma delicadeza rompo el lacrado con un fino abrecartas y abro el pequeño papel. Lo deposito debajo de la lente de aumento y la letra es muy pequeña y compruebo cómo su caligrafía es exquisita. Pienso que el que ha sido capaz de escribir de este modo tan magistral en un espacio tan reducido es un verdadero genio, es alguien con una delicadeza y sensibilidad fuera de lo común y estoy seguro que es alguien capaz de transformar y despertar a los sueños. Al leer las palabras escritas en el fino y pequeño papel una sonrisa asoma en mí. No podía ser de otra manera, pienso mientras releo una y otra vez aquellas escuetas palabras que tanto sentido tienen para mí en estos momentos.


Sitis est quod vadit ad aquam et aquam non sitientes.




Y así es que yo...


Seguiré despertando a los sueños
y
seguiré soñando despierto.





 

Vida


Sabía que iba a ser un día diferente aunque había cosas que no iban a cambiar por mucho tiempo que pasase. El Sol de primera hora y un mar en calma me saludaban cómo casi cada mañana y con una sonrisa intentaba devolver un poco de todo lo que me aportaban. Mi cuerpo dejaba de pesar a cada paso que daba en aquella arena fina que aún guardaba parte del frescor de una atípica noche de agosto. El agua acariciaba mis pies en vez de salpicarme y su temperatura ideal hacía que la caminata se estuviese convirtiendo en una delicia para los sentidos. Ahora ya nadie se cruzaba conmigo mientras seguía caminando por una senda que parecía que sólo yo podía ver. Mientras avanzaba por la orilla sentía que cada huella que dejaba en la fina arena era algo más que una inequívoca señal de mi paso, sentía que en el milimétrico grosor de cada una de ellas dejaba algo más que mi presencia y sentía cómo me envolvía una inmensa sensación de ligereza que me elevaba por momentos. Sabía que iba a ser un día diferente pero no me esperaba tanto. Me acordé en esos momentos de un proverbio de Confuncio y supe que estaba en una de las sendas que marcan sus palabras a pesar de no saber lo suficiente sobre temas de esta índole. Caminaba por una playa desierta rodeada de dunas y las aves eran las únicas que se percataban de mi presencia. Nada perturbaba mi paz que se prolongaba mucho más allá de cada paso mientras mi huella la borraba el Mar con experta diligencia. Sabía que podía caminar con los ojos cerrados sin temor a nada y lo sabía porque lo sentía mientras mis ojos se habían convertido en algo más que un simple órgano. Eran los receptores principales de una sensación que superaba el entendimiento y que anidaba en lo profundo de mi ser. No era amor lo que sentía era algo más. Era una sensación dónde los deseos, las pasiones y las esperanzas se desvanecían en pro de esta excelsa sensación. Para mí no era extraño sentir aquella poderosa sensación tan sólo que aquel día todo sucedía de un modo diferente. Más intensamente, más profundamente y cómo tal, sólo podía sentirla, tan sólo podía vivirla sin sentir nada más.

Simplemente la viví.



Aquellos que piensan que transcender la propia existencia es un mito humano son también aquellos que piensan que el hombre es malo por naturaleza.

Cuatro letras. Dos sílabas. Una fuente.

VIDA.