Caricias

Parece viernes pero no lo es. Es martes pero este día se asemeja más a un jueves y menos mal que es así porque si llega a parecerse a un miércoles, me quedo en casa. Los miércoles resultan especialmente peliagudos en mi vida, no así los domingos, de por sí días de tranquilidad y descanso. A los lunes no los quiero ni nombrar, son horrorosos y hasta me he enterado que le han dedicado una canción, por cierto, muy buena. Hoy es martes pero podría ser sábado. Este día de fiesta es para muchos unos momentos dónde disfrutan haciendo lo que más les gusta. Hoy definitivamente es martes y me tengo que preparar para ir a trabajar. Los martes son días que yo les llamo, días neutros. Los llamo así porque todos los martes que ha habido en mi vida siempre han resultado ser días anodinos. Horas tras horas, minutos tras minutos de cada uno de mis martes han sido pasivos, instantes dónde nada pasaba porque no pasaba nada digno de mención. Nunca se me han hecho pesados pero si es verdad que resulta un tanto frustrante ver pasar el día y no sacar nada en claro en todo su transcurso. Hoy es un día de esos. Hoy es martes y en la oficina me espera un día neutro. Me paso la mayor parte del día allí, hasta almuerzo, como y meriendo allí, en una pequeña cafetería que mi empresa ha puesto en la planta dieciséis. A pesar de pasarme más de doce horas rodeado de gente y de trabajo nunca soy capaz de decir nada que haya sido especialmente agradable o desagradable en todo ese tiempo, nunca me ha pasado si el día era martes y hoy es martes. Me armo de paciencia ante esta realidad vestida de neutro martes y me dispongo a salir hacía la oficina cuando escucho una voz que llega desde el dormitorio que me grita:

¿Adónde vas cariño?
 Adónde voy a ir, a trabajar.
 Pero si hoy es domingo, hoy no tienes que ir.
 ¿Hoy es domingo?
 Claro que si.
 ¿No es martes?
Pero que dices, hoy es domingo. Anda, vuelve a la cama y duerme un ratito más.
¿De verdad que hoy no es martes?
No, cariño, no, hoy no es martes, hoy es domingo.
¿Entonces no tengo que ir a trabajar?
Es lo que te acabo de decir. Ven a la cama ya y haz el favor de dejar de preguntar si hoy es martes o no.
Esto es importante cariño, dime la verdad, ¿hoy es martes o es domingo?
¡Y dale! HOY ES DOMINGO y si no vuelves a la cama ahora mismo te voy a dar dos guantazos que te van a doler la cara hasta el próximo martes.
Por lo menos eso haría que mis martes ya no volvieran a ser neutros. ¿no crees?
David que te la ganas...
Ya voy, ya voy... no te enfades, sólo estaba bromeando.
Pues no es el día y menos la hora para hacerlo.
Eso lo dices porque hoy no es domingo, ¿verdad?
Daviiiiiiid!!!

 
… y David volvió a la cama y al llegar recibió las dos “caricias” de su amada que tan a pulso se había ganado. Otra cosa que había aprendido era que sus martes ya no volverían a ser neutros después de aquel incidente. Los rastros dolorosos de las dos “caricias” de su amada duraron hasta el martes siguiente, cómo ella misma había prometido hacer, y a partir de ese día y por todos los martes que siguieron en el resto de su vida, los martes cambiaron de nombre y significado, dejaron de llamarse neutros para pasar a denominarse día “de las caricias”.

 Hay cosas tan simples en la vida que un hombre por sí sólo no sabe verlas. (David)
 
 
 

Emborracharme de Ti







Emborracharme de tus letras,


deseo sentir cómo inundan

mi ser, mi alma

para finalmente,

morir en ellas

y renacer en el mar

de tu ardiente piel,



Saciarme con esta ambrosía

nada divina que son tus versos

y arder en mi propio fuego

a la luz de tu mirada,



te suplico, vida mía,

que hagas de mí

tu copa

y en ella

deposites tus labios,

que son tus letras

y viertas sobre mí

tu preciado regalo,



embriágame de ellas

de lo que sientes,

de lo que quieres

y haz que estas

líquidas grafías

sacien mi sed,



acude a mi llamada

de apasionado enamorado

y permíteme mi deseo,

déjame emborrachar de tus letras,

letras de ambrosía nada divinas.
 
 


Viajo a velocidad nube

Viajo a velocidad de nube sin rumbo fijo por estos cielos cuando mi atención recae en una pequeña luz. Me acerco a inspeccionar pues no tengo nada mejor que hacer. La luz sale de una pequeña ventana en el último piso de una casa, parece que sea la buhardilla de la misma. Miro a través del cristal de la ventana y compruebo que hay una figura sentada, con los brazos apoyados en una mesa y la mirada fija al frente. Parece estar mirando una foto que tiene delante. Me acerco aún más, en sigilo, y compruebo que la foto es de una playa. Una de esas playas tropicales con palmeras, arena blanca y agua cristalina. Es un hombre de unos treinta años, rasurado y con una larga barba blanca que le llega hasta la barriga. Lleva una especie de chilaba blanca que parece de lino y unas chanclas gastadas de color negro. Tiene encima de la mesa unas cuantas hojas escritas y justo la que tiene delante de él esta a la mitad. Parece que este pensando la continuación de lo que esta escribiendo. Estará meditando mientras mira la foto de la playa, me pregunto mientras le dejo y me voy a ojear la pequeña habitación que lo alberga. Es una sala pequeña que aparte de la mesa y la silla solo deja espacio para una pequeña biblioteca en forma de estantería. En las paredes no hay nada más que la foto de la playa. La habitación esta pintada de amarillo y todo el mobiliario es de madera rústica. Por curiosidad me acerco a la biblioteca para leer los títulos de los libros que este desconocido guarda en su refugio literario. La verdad es que tiene una buena cantidad de autores aunque tampoco sé afirmar con seguridad si son buenos o no porque eso de leer a mí nunca me ha fascinado y muchos de los títulos y autores me son desconocidos. Cuando me giro después de acabar con la librería, lo primero que veo es que este desconocido ha vuelto a ponerse a escribir y esta vez lo hace frenéticamente. Me acerco y ojeo lo que esta escribiendo desde encima de su hombro aunque no consigo entender nada de lo que escribe. Tiene una letra ilegible y aunque no para de hacerlo yo no consigo en ningún momento descifrar lo que esta escribiendo con tanta avidez. Ahora se detiene y se pone a reír sonoramente y vuelve a la carga y sigue escribiendo sin parar de nuevo. Me pregunto que le estará haciendo tanta gracia y me gustaría saber que debe estar escribiendo para así poderme reír yo también o comprobar si realmente hace tanta gracia. Dudo que hacer, si seguir allí y esperar al desenlace de este escrito que esta haciendo este anónimo personaje o irme y seguir mi camino a velocidad de nube sin rumbo fijo. Mientras estoy pensando en ello, nuestro desconocido escritor ha acabado su escrito. Al final no es tan largo como me parecía y compruebo encantado como saca de un pequeño cajón de la mesa, que antes me había pasado inadvertido, un pequeño portátil. Va a transcribir su relato y eso es precisamente lo que me decide a quedarme un rato más allí y poder leer finalmente lo que ha escrito con tanto ímpetu este anónimo. Me coloco encima de su cabeza porque así puedo ver mejor la pantalla. Escribe muy rápido, tanto como cuando escribía sobre el blanco folio con el lápiz gastado que ahora descansa junto al ordenador. Justo cuando voy a empezar a leer, un ruido me interrumpe. Mi curiosidad me puede y me acerco a la ventana. Son un grupo de jóvenes de vuelven de alguna fiesta y están cantando mientras avanzan agarrados haciendo la ola. Me parecen divertidos y pasados unos instantes mirándolos compruebo como giran la calle sin dejar de cantar y con sorpresa me doy cuenta que el dueño de este austero escritorio no ha dejado ni por un momento de escribir. Esta absorto en transcribir su escrito y no parece haber escuchado la algarabía que se producía debajo de su ventana. No importa, pienso que así habrá tenido tiempo para avanzar la historia y no tendré que esperar y la leeré de una tirada, una suerte para mí. Me acerco de nuevo y me vuelvo a colocar encima de su cabeza aunque tan pronto como lo hago me sorprende lo que esta escrito. Estoy impresionado por lo que este desconocido ha plasmado, me parece mentira que haya podido escribir semejante historia. La preocupación crece en mi mientras avanzo en la lectura y siento como crece al igual que mi desazón. No entiendo nada y aunque leo y comprendo lo que esta escrito no me lo puedo creer. Nuestro desconocido acaba de acabar y tengo la esperanza que no cierre el documento y pueda acabar de leerlo entero. Estira los brazos y me impide ver por unos segundos pero puedo seguir más tranquilamente cuando éste se acerca a la ventana. Sigo leyendo delante de la pantalla y sin dejar pasar ningún detalle del relato. No consigo calmarme y mi desasosiego crece hasta llegar a la ansiedad. Me cuesta seguir leyendo pero ya me queda poco y hago un último esfuerzo. Me siento mareado y me parece que me voy a desmayar de un momento a otro. He acabado el leer y el escritor aún sigue en la ventana de su estancia. Sigue mirando la luna llena mientras que yo me siento morir. Estoy temblando por lo que este desconocido acaba de escribir, algo que me ha cambiado radicalmente tan pronto he empezado a leerlo y que me hace preguntarme quién soy y si alguna vez he sido. Estoy aterrado y asustado ante estas preguntas que me golpean sin cesar mi cabeza y me pregunto cómo es posible. Cómo ha sido capaz de hacer esto y cómo es que yo nunca he intuido nada de lo que se me estaba revelando y que se ha formulado cómo una verdad de importancia capital en mi vida. Cómo es posible, no paro de preguntarme. Me siento morir cuando dirijo de nuevo mi mirada hacía la pantalla y vuelvo a leer cómo empieza el relato de este desconocido escritor:

 “Viajo a velocidad de nube sin rumbo fijo por estos cielos cuando mi atención recae en una pequeña luz. Me acerco a inspeccionar pues no tengo nada mejor que hacer...”
 
 

Nuevo hogar

Hoy he salido de viaje. He decidido darme algo más que unas vacaciones. Para desconectar, para relajarme. No me ha costado decidirme y ahora aquí estoy, casi llegando a mi destino con una sonrisa que no me la quita nadie. He dicho que todo ha sido muy rápido porque así ha sido, cuestión de veinticuatro o treinta y seis horas más o menos.

Todo empezó por unas palabras. Siempre todo empieza por unas palabras. Me rondaban en la cabeza y en ellas descubrí una nueva perspectiva del asunto. Sólo me faltó decir eureka porque fue eso, una idea que se iluminó de golpe en mi cabeza. Eso es, ahí es dónde voy a ir, pensé emocionado. Dicho y hecho. Salí a buscar mi billete y lo encontré en mi agencia de viajes habitual sin problemas. Les sorprendió mucho cuando les dije mi destino. Los de la agencia sabían de mis gustos y ese nuevo destino era totalmente distinto a los lugares que había visitado hasta el momento. Tampoco preguntaron mucho pues era un cliente asiduo y al buen cliente, ya se sabe, mejor tenerlo contento, mejor no preguntar. Cuando tuve mi billete lo siguiente que hice fue preparar la cuatro cosas contadas que tendría que llevarme. Una maleta de mano y una pequeña mochila de escalada eran mi equipaje. En todos esos momentos, mientras fui a buscar el billete y lo estaba preparando todo, me invadía un sentimiento de bienestar, una paz interior que no sentía desde hacía tiempo. Aquella idea espontanea sobre el destino de mi viaje estaba resultando un cambio más profundo de lo que a simple vista parecía. No sabía, más bien sentía. Pasaron los días y ya lo tenía todo preparado. Había recabado información sobre el lugar, sus características, sus gentes y sobretodo sus costumbres. En este tema profundice mucho. Quise saber y algo aprendí en aquellos días. Me sentía plenamente preparado y ansiaba que llegase el día de mi partida. La sensación de bienestar no desaparecía y me preguntaba si en mi destino aún la sentiría. Era agradable, más que eso, era una brisa de aire fresco que me insuflaba una energía que hacía que todo lo viese de un modo muy positivo. Mares de endorfinas en mis venas es lo que generaba aquella sensación.


Acabo de aterrizar en mi destino...


 Ataraxia, mi nuevo hogar.
 
 


Te escapas




Te escapas de mis dedos,

de mis manos y de mis letras

que una vez fueron dulces

y que ahora,

desaparecen en tu olvido,



te alejas silenciosa,

sin mirar atrás,

sonriente,

cómo siempre prometiste

y

me dejas tembloroso, débil,

incapaz y con la sensación

de un frío tan intenso,

que en él,

dolorosa soledad,



sonrisas que se pierden

en la memoria que ya no existe

y estos sentimiento letra

quemados en papel ceniza,



esta es mi suerte

cuando siento

que escapas

de mis letras

y

te alejas

cómo me prometiste,

sonriente.


Cita con las letras




Acudimos a la cita con las letras,

los dos juntos, los dos en silencio

sólo el débil sonido de las teclas

irrumpe en la escena,

ahora somos pensamiento,

movimiento táctil,

sensaciones que vuelan

e ideas que danzan

ahora



SILENCIO



ahora es nuestro tiempo de letras,

de dulces letras que acompañan,

que ayudan, que animan,

que hacen sonreír mientras escribes

absorto en tus letras

que son sus letras,

que son nuestras letras,



SILENCIO



y sólo el momento ya lo vale y

ya siento el placer del momento

junto a ella, junto a sus letras

que son mis letras, que son nuestras letras



SILENCIO



acudimos a nuestra cita con las letras,



letras que son tuyas,

mías,



Nuestras.

 

El Fin de la Inocencia

Querida Ishiki,


Este escrito va dirigido a ti. No sabría escribirte mejor de lo que lo estoy haciendo y discúlpame por si no esta bien escrita, mi estado no me lo permite pero lo que si me permite mi triste alma es decirte que hoy una parte de ti ha muerto. Literalmente y en una fracción de segundo has desaparecido y sólo ha quedado el dolor. El oscuro y frío olor de la muerte.


Tú mejor que nadie conoces mis ojos verdes y cristalinos, reflejo de un ser que vive conservando cierta inocencia infantil cómo útil herramienta para tomarme la vida menos sería de lo que los cánones mandan. Pues estos ojos se han ennegrecido por las imágenes que ya nunca saldrán de su mente, de su iris, de su alma. Si por lo menos lo que he perdido en una fracción de segundo se hubiese llevado las imágenes, las horribles imágenes que nadie debería ver jamás, porque no ha sido así, dime Ishiki, porque esta parte que ha sobrevivido al genocidio de mi inocencia no ha sido benévola conmigo y se ha llevado lo que ahora arde en mi mente y arrastra mi alma al pozo de la pena.


Debería estar contento a pesar de todo pues no eran de los míos pero yo creo que todos somos de todos y si una persona muere, en cualquier sitio de esta inmensa tierra, todos perdemos una pequeña parte de nosotros. Su muerte es nuestra pequeña muerte. Hoy su muerte me ha matado. Mejor dicho, te ha arracado esa parte de ti, Ishiki, esa bonita parte que tanto nos gustaba compartir, la inocencia, y ya no volverá.


Estoy vacío Ishiki, me siento vacío. Me duele el alma hasta rabiar, no puedo con todo esto y lo único que hago es llorar.


Te escribo entre lágrimas. Sabes que ayer perdí una lágrima pero hoy Ishiki vivo en un mar de ellas y me ahogo y me ahogo y ahogarme quiero. No sufras amiga mía, lo superaremos pero ten presente que ya nada será igual. La muerte de estos inocentes ha matado muchas cosas en ti y ni mis lágrimas ni su honrado recuerdo harán que vuelvan.


Ishiki, hemos muerto en una fracción de segundo.


Sabes también cómo yo que soy un hombre acostumbrado a situaciones dramáticas y vitales. Un hombre que durante años ha sabido responder a la desgracia en la primera linea del frente en una guerra diaria que a ojos de la mayoría, no existe. Te acuerdas Ishiki cuantas veces hemos dicho, lo importante es la actitud y no sólo eso sino que enseñábamos con nuestro ejemplo, te acuerdas. Coraje, valor, fuerza en pro de una causa más que justificable. Recuerdas cuando nos reíamos de los riesgos personales que podíamos sufrir, los banalizábamos hasta la vulgaridad. Nosotros nos sabíamos cuidar por eso ayudábamos a los demás, los que en un momento determinado de su vida no pueden valerse por sí mismos y esto a todos nos pasa alguna vez en esta vida. Y hoy, Ishiki, nada de todo esto tiene sentido, hoy hemos muerto.


Perdóname por escribirte estas letras entre lágrimas pero mi alma, mi ser, mi corazón están desechos,pulverizados y echados a un feroz viento que no tiene piedad de ellos. Perdóname Ishiki por no haberte protegido lo suficiente ante lo que nos ha ocurrido. Una parte de ti ya no esta y un universo dentro de mi ha desaparecido.


Te confieso que nunca me he sentido tan vacío por una situación tan ajena, te aseguro y tú lo sabes, que ni en nuestras peores pesadillas hubiésemos vistos lo que hemos visto. Hubiésemos sentido lo que hemos sentido. Hubiésemos llorado lo que hemos llorado. Hemos visto el horror y nada hemos podido hacer, salvo llorar y vaciarnos a cada lágrima, a cada sollozo entrecortado que nos atravesaba. Mi alma rota a merced de una sinrazón a la que no estaba preparado, nunca se esta preparado para ver morir a inocentes. Nunca.


Ishiki ya no puedo escribir más, mi estado me lo impide pero te dejo estas sueltas letras para que leas y te den respuestas y sepas porque una parte de ti ha desaparecido y para que la llores cómo lo estoy haciendo yo ahora.


Ishiki, hemos muerto en una fracción de segundo.


David,


Hoy, un alma rota.


13/03/2011... El Fin de la Inocencia
 
 

Susurros




Susurrar

mi Amor

desea

la letra que surca

los mares

de mis azules venas,



ella dibuja en mi corazón

los finos trazos color alegría que

a cada beso y a cada abrazo

hacen de mi un ser entregado,



desliz de pluma

que navega victoriosa

sabiéndose amada y deseada

en la esencia de este hombre mariposa,



recorre mi etéreo cuerpo

por amor, por respeto y con pasión

creando para ti este cristalino azul

que son mis sueños en papel,



susurrar mi amor

en este fino trazo

que surca y dibuja

en mi corazón,

un Te quiero

para Ti.
 
 
 
 


Humo denso



El humo denso me rodea por todos lados

y el síntoma claro son mis ojos volteados,

ven las cosas desde ángulos separados

y por eso de mis pensamientos alocados,



no hay lente física que atraviese la espesura

de este humo que derrocha frescura

en estos bellos instantes de conjetura

que se están dando en la mañana ya madura,



no me atosiga ni me invade el ambiente tan cargante

al contrario, me traslada a un estado consonante

dónde me resuelvo cómo un simple caminante

de neuronas en un espacio y tiempo del todo fascinante,



me abandono ante semejante densidad

que me llena en mi totalidad

y que me sumerge en sana vitalidad

en estos momentos locos de espontaneidad,



juego a no estar en un lugar concreto,

a que el humo denso haga de parapeto

y me enseñé su más íntimo secreto

el cual guardaré con sumo respeto,



mientras, danzan sobre mí unas divertidas esferas

que parecen salir de unas ahumadas teteras

que a su vez son adornos de carreteras

para viajeros sin demasiadas esperas



y todo parece no tener sentido ni razón

pero si prestamos un poco de atención

sentiremos que hay una ligera vibración

y que detrás de todo, existe un corazón,



cuantas sorpresas me depara este humo denso

y cada vez que me pasa y que lo pienso

es cómo que el humo se vuelve incienso

y que todo recupere cierto consenso,



finalmente el ambiente se va despejando

mientras yo voy acabando

con este relato que ha ido pasando

cómo el humo denso cuando vas caminando.
 
 

Sueños. . .



Soñar

. . .

Soñarás

. . .

Soñado

. . .

Soñando

. . .

Soñaba

. . .

Soñaré

. . .

Soñábamos

. . .

Soñabais

. . .

Soñaseis

. . .

Soñaste

. . .

Soñaremos

. . .

Soñasteis

. . .

Soñad

. . .

Soñareis

. . .

Soñáramos

. . .

Soñamos

. . .

. . .

. . .



Yo Sueño

y

Tú Sueñas



. . .

. . .

. . .



Sueños
 
 

Alicia

No entiendo a los hombres

o ellos no me entienden a mí,

primero que si a todo y

luego, ya sabemos luego.



Ahora me dice que vamos muy rápido

y antes me decía cuando quedábamos,

me repetía que no nos veíamos,

que me echaba de menos

y ahora, le agobio.



Llevamos tres semanas y no sé que piensa,

no sé que quiere y no sé porque lo aguanto.



Es guapo y muy agradable y tiene bonitas formas

pero su cambio de actitud respecto a nosotros

me esta cansando, me esta descolocando

y eso no me gusta.



Si quiere espacio yo le daré todo el que necesita

y aún más, por si se lo piensa de nuevo.



Aún recuerdo,

la comparación entre su madre y yo,

aún me río ahora,

me río porque no sabe nada y

cree tratar con alguien sin personalidad.



Mi manera de hacer no es fácil de comprender

pero es clara a la hora de ejecutar así

que no sé que cuentos me cuenta y

no sé que quiere realmente de mí.





Me desfogo de nuevo y

esta vez con extraña corrección

en mis palabras y en mis formas,

asombrada estoy y

me pregunto si no será esto

porque mientras escribo pensando en él

hay otro en mi cama.



Alicia